Primeras obras



Picasso comenzó a dibujar y a pintar desde muy pequeño, pues le gustaba imitar a su padre, que era profesor de Dibujo.
En 1889, a los ocho años, tras una corrida de toros y bajo la dirección de su padre, pintó El pequeño picador, su primera pintura al óleo, de la que nunca se quiso separar.


Con 14 años realizó su primer gran cuadro, titulado La primera comunión. Lo pintó en Barcelona, ciudad en la que residió unos nueve años. 


En 1897 presentó su cuadro Ciencia y caridad en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid. Ese mismo año pasó sus vacaciones en Málaga, donde pintó paisajes y corridas de toros.


En septiembre, marchó a Madrid para iniciar estudios en la Academia de San Fernando, lo que aprovechó para visitar el Museo del Prado y conocer mejor la obra de El Greco, muy admirado por los artistas del momento.
Desde 1898 firmó sus obras como «Pablo Ruiz Picasso», luego como «Pablo R. Picasso», y sólo como «Picasso» desde 1901, seguramente porque el apellido materno era mucho menos corriente que el Ruiz paterno.


Volvió a Barcelona en 1898, donde conoció de cerca la pobreza de la gente, y luego vivió en Tarragona, donde observó mucho la naturaleza. De aquella época es este cuadro titulado El prisionero:



En octubre de 1900 visitó París para asistir a la Exposición Universal, donde se exhibía una obra suya, titulada Últimos momentos (hoy desaparecida). En París descubrió el Impresionismo y comenzó a pintar influido por el catalán Isidre Nonell y el francés Toulouse-Lautrec. La gente se interesaba por su forma de pintar y Picasso empezó a vivir de los cuadros que vendía.